Tras robar una barra de pan para alimentar a una familia hambrienta, Jean Valjean es sentenciado a galeras durante diez años. En esa época conoce a Javert, un obsesivo policía hijo de convictos. Tras su liberación, Valjean es tratado como un paria y sólo encuentra refugio con un amable obispo que reforma su vida. Sin embargo, una pequeña infracción provoca la persecución de Valjean por el ascendido Javert, una persecución que consumirá las vidas de ambos hombres durante muchos años.